Como dice el refrán, es de bien nacido ser agradecido. Así que vamos con ello.
Como personas que somos tenemos nuestras innegables influencias, e incluso de algunas de ellas no sólo no nos avergonzamos sino que hasta nos sentimos orgullosos. En mi caso personal, y en la faceta de cocinillas en particular he de reconocer que tengo tres grandes influencias, a saber:
Mi madre, no sólo me dio las primeras oportunidades de experimentar en casa sino que potenció las lecciones que trató de inculcarme su madre. Además de demostrarnos que en la cocina no todo vale, pero casi todo sirve.
Todo un ejemplo de experta cocinera de batalla. Durante años alimentó y sació no a un batallón sino a todo un regimiento de hijos. Lo suyo sí que es planificación, visión y arte en la cocina.
Aquello de donde comen dos comen cuarenta y siete estoy seguro que lo acuñó alguien que paso cerca de casa.
Si a los que ejercemos de padres hoy en día nos vuelve locos todo eso de planificar la comida de la semana lo de mi querida madre tenía mérito doble por cantidades y calidad. Preparar menús para nueve hijos y un marido tiene que tener su aquel. Conseguir que ni sobrara ni faltara es meritorio. Conseguir que los menús fueran variados y equilibrados era de campeonato.
Humilde como los grandes, el mérito de su cocina siempre es de la calidad del producto, no de las expertas manos que lo elaboran ni del cariño que se les pone.
Mi querida abuela Cuqui, supo transmitirme como utilizar los dos ingredientes más exclusivos que puede llevar cualquier plato, por simple que nos pueda parecer, el amor y el cariño. Cursi, pero cierto.
Perfeccionista y milimétrica donde las hubiera me inculcó el orden y la limpieza en la cocina y en el cocinero. Lo del milimetrismo, pues no se me quedó demasiado inculcado, todo sea dicho. Poco peso y poco mido los ingredientes de mis recetas.
Mi padre, bien nos supo transmitir la importancia y el disfrute de las comidas familiares. Seguramente como buen hijo siempre intenté imitar aquellas facetas que más nos llaman la atención de nuestros «ídolos». La de la cocina, en la vertiente festiva, es una de esas que siempre me han fascinado y llamado la atención de mi padre. Quizás sea por eso mi afición a emularlo al frente de una buena perola, paellera o una pantagruélica barbacoa. ¿Será el ADN?. Pues si tiene que ser, que sea.
Pd. Te debo una receta con harina de almortas y un poquito de citrania ;P
muchas gracias por esta pagina y compartir tus excelencias
Jesús, muchas gracias a ti por visitarnos, esperamos volver a verte por aquí y que nos vayas contando tus sensaciones si decides hacer alguna de las recetas que vamos proponiendo.
Que rico todo Currito, seguiré tus recetas esta semana, que estoy cansada de las mías. Enhorabuena por tu blog.
Besos a todos
Bego, muchas gracias por la visita y los halagos. Espero que las recetas salgan bien y te ayuden a enriquecer las comidas de casa, que doy fe de que están buenas, muy buenas.
Besitos
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