La culpa de esta sencilla receta la tiene mi querida madre. Y ella sin saberlo.
Hacía semanas que estaba rondándome en la cabeza la idea de hacerlo, pero cada vez que iba a hacer la compra no había el elemento principal y sin el cual es bastante complicado hacer esta receta: los boquerones.
Pues el otro día tuve la suerte que me llamó mi madre para decirme que me había comprado un kilo de boquerones y que me esperaban allí en su casa. La suerte la tenía de cara, al ir a recogerlos no sólo tenía los boquerones, sino que estos estaban limpios, lo cual es muy de agradecer.
Los ingredientes de esta sencilla receta son:
-
Un kilo de boquerones, cuanto más hermosos, mejor que mejor.
-
Medio litro de vinagre de calidad, nosotros hemos utilizado el vinagre ecológico de crianza Piedra Luenga de Bodegas Robles. Por ser ecológico y por amistad.
-
Dos cucharadas de sal.
-
Aceite de oliva virgen extra de calidad
-
Como opcionales: perejil, ajo picado muy fino y/o cebolla fresca igualmente picada.
Al hacer esta receta es muy importante el tener la precaución de congelas los boquerones entre 24 y 48 horas a –18º, más que nada por prevenir la anisakis. Vamos que no es para que se resfríen los boquerones.
En mi caso, en la misma bolsa que llegaron a casa los introduje en el congelador. Padre precavido vale por dos.
Una vez que se descongelan los boquerones, también es de suma importancia el que limpiemos perfectamente los boquerones hasta que pierdan toda la sangre y posibles restos viscerales. Este aspecto es clave para el éxito de la receta y para que no se nos altere el sabor de este manjar, posiblemente el rey del aperitivo.
Para que se queden bien limpios hay que enjuagarlos muy bien, en mi caso lo hice como unas cuatro veces hasta que comprobé que habían quedado como era menester.
Una vez limpios y bien escurridos los ponemos en un recipiente sobre su piel. Mi recomendación es que el recipiente en cuestión nos permita poner el menor número de capas posibles. Con esto conseguiremos que queden más homogéneos.
Una vez distribuidos los boquerones los cubrimos con una salmuera preparada con las dos cucharadas de sal y un buen vinagre de vino. Para que queden bien es muy importante que los boquerones queden totalmente cubiertos.
Como se puede ver en la fotografía superior, nada más cubrirlos con el vinagre empiezan a blanquear, señal inequívoca de que vamos por el buen camino.
Ahora vamos con la conjetura del tiempo. ¿cuanto tiempo los dejo en la salmuera?. Pues bien, esto dependerá de varios factores, temperatura ambiente, calidad del vinagre y tamaño de los boquerones.
En el caso de los que veis en la fotografía, boquerón tamaño medio, el vinagre era de muy buena calidad, y respecto a la temperatura como en Córdoba el tiempo todavía es caluroso los tuve metidos unas seis horas en la nevera.
Al final la ecuación boquerón, vinagre de calidad y tiempo ha dado como resultado:
Para despejar la duda de si el tiempo habrá sido o no suficiente hay dos pruebas irrefutables. La primera de ellas es que los lomos del boquerón deben estar blancos y la segunda es el probarlos y al morderlos por la mitad comprobar que por dentro también están blancos. En caso contrario, los dejamos en la salmuera el rato necesario. Y si hay que probar varias veces, pues probamos.
Cuando estén en su punto, o en el punto que a nosotros nos gustan, los sacamos de la salmuera y casi sin escurrir los cambiamos a otro recipiente. Los acabamos cubriendo con el buen aceite de oliva virgen extra que habíamos seleccionado para la ocasión.
Es muy normal encontrar estos deliciosos boquerones con perejil, un poco de ajito picado o con cebolla fresca picada muy menuda. Personalmente, me gustan más simplemente con el boquerón en vinagre y un poquito de aceite de oliva.
Para hacerlos con el ajito y la cebolla picadita lo que haremos es que cuando los saquemos de la salmuera al cambiarlos de recipiente los iremos distribuyendo en capas y entre capa y capa esparciremos, el ajito o la cebolla o ambas cosas.
Que buena pinta! los haré y te contaré que tal!