Llevaba tiempo sin publicar, pero no sin cocinar. Que uno, por mucho que quiera le gusta lo del buen yantar más que a un tonto una burra a cuadros.
Ayer sábado, casi cómo un ritual más de nuestras vidas, nos acercamos a nuestra frutería de referencia a reponer existencias semanales, allí, nuestros amigos Eva, Javi y Pablo nos recomendaron unos champiñones con una pinta espectacular, y como era de imaginar una docena de ellos nos acompañaron a casa.
Y en nuestra línea, con esos champiñones de campeonato teníamos que hacer algo a su medida y con poquita elaboración, para no perder nuestra línea. Algo rico, rico, pero fácil, facilísimo.