Perdices encebolladas con setas al amontillado Piedra Luenga

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Aquí estamos de vuelta con otra receta de las que nos gustan compartir. Y antes de que podáis pensar que con las últimas recetas nos estamos desviando del propósito del blog, cocina de batalla familiar, al final de este post podréis ver que el fin último del cocinar este plato era disfrutarlo y compartirlo con los amigos en un buen día en el club al aire libre.

El origen de esta receta es un gran día de campo con mi querido pinche e hijo Gonzalo y mi buen amigo Fernando.

De este día no sólo nos trajimos una buena percha de pájaros sino uno de esos días de caza y campo que nos quedará en el recuerdo por muchos años.

Aquí os dejo unas fotografías del final del día donde sólo por la felicidad que reflejan nuestras caras podréis deducir lo mucho que disfrutamos.

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Materia prima:

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  • Cinco perdices.
  • Cinco cebollas.
  • Una cabeza de ajos.
  • Tres zanahorias.
  • Tres hojas de laurel.
  • Doce-Catorce pimientas negras.
  • Trescientos cincuenta gramos de setas (lo que venía en la bandeja).
  • Tocino entreverado, ibérico a ser posible, una loncha por perdiz.
  • Medio litro de amontillado Piedra Luenga, ecológico.
  • Ciento cincuenta centímetros cúbicos de buen Aceite de Oliva Virgen Extra, ecológico, de la almazara Luque.
  • Un buen vaso de agua, la mitad del volumen del vino.
  • Sal.

Modus operandi:

Obviamente, el que no tenga la oportunidad de pasar un buen día de campo con los amigos, y que sea fructífero en lo que a caza se refiere, este deberá ir a la carnicería más cercana y proveerse de la materia prima básica.

En un buen y generoso chorreón de Aceite de Oliva Virgen Extra ponemos a dorar los ajos.

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Mientras que los ajos se van dorando podemos aprovechar para ir rodeando las perdices con una generosa loncha de tocino entreverado que para que no se caiga las sujetaremos con unos palillos de dientes.

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Una vez que los dientes de ajo estén dorados y los hallamos retirado del aceite pondremos a dorar en el mismo y por los cuatro costados las perdices con las tres hojas de laurel.

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Mientras que se van dorando los pájaros podemos aprovechar para cortar en tozos grandes las cinco cebollas que una vez acabados de dorar los pájaros pondremos a pochar en el mismo aceite.

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Una vez pochadas las cebollas añadiremos las zanahorias cortadas a rodajas, los ajos que habíamos dorado, las setas el vino, el agua y un poco de sal.

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Sobre este buen lecho, en la olla a presión, pondremos las perdices y las cocinaremos durante diez minutos (en nuestra olla, se entiende por cocinar desde que empieza a salir el vapor de manera continua…)

Pasados los diez minutos, y el tiempo necesario para poder abrir la olla deberíamos tener una visión parecida a esta:

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Momento del disfrute.

Para disfrutar de estas perdices se pueden bien comer tranquilamente en casa con la pareja emplatadas y acompañadas del mismo vino con el que las hemos guisado, más o menos así

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Otro posibilidad es deshuesarlas, a mano, ponerlas en un buen tapper y llevártelas un buen día al solecito de diciembre rodeado de buenos amigos, como fue el caso de dos de estas perdices. Menudo aperitivo nos castigamos en el club. ;))

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A disfrutar!!!!!

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3 pensamientos en “Perdices encebolladas con setas al amontillado Piedra Luenga

  1. Despues de ver esta receta……se puede chupar la pantalla el ordenador…??? je je je …Que buena pinta Alfonso…..Creo que esta receta caerá en breve por casa…!!!

    • Aguja,

      Muchas gracias por tus comentarios, no recomiendo lo de chupar la pantalla, posiblemente descubras cierto saborcillo no muy agradable.

      No es por darte envidia, pero estas perdices ya las han probado algunos de los que conocemos en el Club, y salvo que mintieran aseguraban que les gustaban, y dejar no dejaron ni una gota de salsa.

  2. Impresionantes!!!!

    Dan ganas de ir al campo y prepararse media docena.

    Si te sobrara un poco, que lo dudo, prueba a hacerte unas croquetas, tienen que salir de impresion.

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