Un clásico entre los clásicos. Al menos en mi juventud. Hoy he descubierto en Facebook que no era el único que disfrutaba con este bocata. Y para colmo, no tenía nada pensado para la cena de los niños y al decírselo los ojitos le han hecho chiribitas. Tenía un autentico reto por delante, no podía defraudarlos.
Cómo dice el refrán, no es tan fiero el león cómo nos lo pintan. En nuestro caso, el dragón.
El otro día, se le ocurrió a Carmen, mi mujer, el hacer esta divertida receta con los niños para su cena, aunque al final más de uno acabó cenándose también un dragoncete como el de la fotografía.
Anoche, que como era viernes y los niños en teoría no tendrían que madrugar al día siguiente decidimos jugar a hacer una receta que les gusta mucho: huevos chinos.
Lo del que no tendrían es tan sólo pura teoría, parece que tienen un detector interno que les indica que días de la semana tienen que ir o no al cole y como es lógico de lunes a viernes hay que despertarlos y cuesta su trabajito y los festivos y fines de semana tocan diana o maitines, que los hay que madrugan más que los gallos.
Pues eso, aprovecho que el mayor se ha despertado hace más de una hora (7:00 am) para colgar esta receta.