Clásico entre mis clásicos. Sin lugar a dudas. Si mi memoria no me falla podría afirmar que con esta receta me gané los estómagos de mis amigos de juventud.
Creo, casi sin dudarlo, que esta es una de esas primeras recetas con las que experimenté entre mis amigos en mis albores de cocinillas y que quedó marcada en el recuerdo de las papilas gustativas de los que lo probaron. También en las mías.
Llevaba años sin volver a intentarlo, quizás por ese temor con tufillo a miedo “al fracaso” de no ser capaz de repetirlo. Pero siempre con esa llamada de mi conciencia al llegar los primeros días frescos del otoño que tan buenos recuerdos me traen de largas jornadas camperas junto a tan buenos amigos.