La verdad es que uno de tus hermanos te mande un mensajito a las 23:00 diciéndote que te ha preparado una colaboración para el blog familiar de cocina, no tiene precio, y la ilusión que te puede llegar a desbordar, tampoco lo tiene. Creo que no es consciente de lo que me ha emocionado ese pedazo de detallito. Pablo, Enma, mil gracias.
No sólo me desbordó por el ya grandísimo detalle de la colaboración si no por el hecho de que también se haya puesto a jugar/cocinar con sus dos enanos y todos hayan disfrutado tanto, incluso poniendo en peligro sus hermosos tipitos y sobre todo con ese sentido del humor en la redacción.
Así que, sin más miramientos, os dejo la receta tal cual me la ha pasado… sin cambiar ni una coma, y con toda la ilusión del mundo. Sigue leyendo